Nunca dejes de aprender

    La última tarea de la asignatura nos lleva al futuro, al 2030, donde a mi juicio, habrá enormes cambios impulsados sin duda por el avance tecnológico de nuestra sociedad presente en todos y cada uno de los ámbitos de la vida. Bien es cierto que, en los años 80, soñábamos con coches voladores en el año 2020 y la realidad es bastante parecida a la de entonces, pero cuando hablamos del sector educativo, ya estamos inmersos en ese proceso de evolución en el que nos acompaña e impulsa la tecnología. Para mi, hay tres factores importantes que cambiará en el futuro: el profesor, el alumno y los medios. El profesor/tutor/docente , pasará a ser una figura más orientativa para el alumno, quizá más como una figura de acompañamiento en el aprendizaje más que un referente donde la tecnología, permita una interacción mucho más dinámica sin horario fijo ni un medio físico determinado donde encontrarse. El alumno: es difícil imaginar como cambiará los alumnos del futuro pero puedo imaginar un alum

En esta tarea, hablamos de los conflictos que pueden llegar a darse en un aula y las posibles medidas a adoptar por quién es responsable del aula y, en última instancia, las familias que deben conocer el alcance del problema en caso de que este llegara a ser de una gravedad importante. No obstante, sin entrar en ejemplos concretos, los problemas más comunes que podríamos tener que gestionar en un aula serían: Falta de puntualidad: obviamente el cumplimiento del horario es esencial por tratase de respeto hacia el resto de los alumnos y profesor, así como para uno mismo.Una solución a una reiterada falta de puntualidad podría ser la acumulación de ese tiempo para realizar tareas extraordinarias en el mismo centro u actividades complementarias que exigieran cierto compromiso del alumno. Vestimenta: quizá relacionado con el primero si eso demuestra cierta “despreocupación” o falta de interés en la clase. Como solución, podría llegar a plantearse la necesidad de establecer un uniforme obli

  En la sociedad actual, y más en los últimos años, tengo la impresión de que se ha confundido a menudo la función de un tutor con la de responsable de la educación de un niño, y que en absoluto, es lo mismo. La figura del tutor, es, a priori, igual para todos los alumnos de una clase, y debe ser, según mi criterio, para con cada uno y para el conjunto de sus alumnos, una persona empática, vocacional, entusiasta, con dotes de liderazgo y motivación, pero al mismo tiempo honesta y madura para saber encauzar los diferentes retos a los que pueda verse sometido en clase y también fuera de ella, pues los conflictos internos podrían desembocar en conflictos en el aula. Sin duda, la figura del tutor es compleja en cuanto a las cualidades ideales que debería tener según mi opinión, pero es por eso que es importante la continua formación del tutor en lo profesional y en lo personal.